“Mas el hombre morirá y será
cortado; y perecerá el hombre, ¿Y dónde estará él? Las aguas de la mar se
fueron, y agotose el río, secose.... Así el hombre yace, y no se tornará a
levantar: hasta que no haya cielo no despertarán, ni se levantarán de su sueño.
¡Oh quién me diera que me escondiese en el sepulcro, que me cubrieras hasta
apaciguar tu ira, que me pusieses plazo, y de mi te acordarás! Si el hombre
muriere, ¿Volverá a vivir? Todos los días de mi edad esperaré, hasta que venga
mi mutación. Aficionado a la obra de tus manos, llamarás y te responderé"
(Job 14:10-15)
El salmista dijo: “Los cielos
son los cielos de Jehová, y ha dado la tierra a los hijos de los hombres” Salmo
115:16.
“Porque el justo eternalmente no
será removido: mas los impíos no habitarán la tierra”, “porque ciertamente el
justo será pagado en la tierra: cuánto más le impío y el pecador?” Proverbios
10:30; 11:32
“Porque los rectos habitarán
la tierra y los perfectos permanecerán en ella; mas los impíos serán cortados
de la tierra, y los prevaricadores serán de ella desarraigados” Proverbios
2:221-22.
Con estas conclusiones podemos
estar seguros que los mansos heredarán la tierra para siempre (Vean también
Salmo 37:1-1,29,34; Mateo 5:5).
Nadie a excepción del Hijo del
hombre, que vino del cielo, ha ido al cielo (Juan 3:13), y de ninguna manera
alguien podría ir (Juan 7:33-34; 8:21). Solamente el Hijo de Dios ascendió al
cielo para sentarse a la diestra de Dios, en donde permanece hasta ser enviado nuevamente
a la tierra, y esta será su segunda venida (Hechos 3:19,21; Hebreos 9:27-28).
Cuando Él vino –del cielo- por primera vez trajo salvación y redención completa
a toda la familia humana, y para ello tomó forma humana y terrena (Juan 1:14),
y al poseer esta doble naturaleza, puede, en consecuencia, estar en el cielo y
en la tierra, 1ª. Corintios 15:45-47.
En el principio cuando el
hombre fue criado, fue tomado de la tierra, (Génesis 2:7; 1ª. Corintios
15:45-47). en consecuencia, esta tierra, de la cual el hombre forma parte, será
el Eterno hogar de la criatura (Génesis 13:14-15; Salmo 37:11; Apocalipsis
21:1-7).
Algunos posiblemente podrían
objetar acerca de Juan 3:13 (Cuyo texto en el Nuevo Testamento del Siglo XX,
dice así: “Ninguno a ascendido al cielo, excepto el Hijo del hombre que
descendió del cielo”), pensando en que si nadie ha ido al cielo, a excepción de
Cristo, ¿cómo entonces Elías fue al cielo? (2ª. Reyes 2:9-11,16) ¿A dónde fue
trasladado Enoc? (Génesis 4:21-24) y ¿Qué de la aparición de Moisés y Elías en
el Monte de la Transfiguración? (Mateo 17:1-9). Todo esto, sin un escrutinio
concienzudo, aparentemente nos haría pensar que los santos van al cielo. Sin
embargo, creer esto, sería sostener que la Escritura se contradice, al decirnos
el Señor que ninguno, a excepción de Él, pudo ir al cielo (Juan 3:13; 7:33;
8:21).
Tratando de encontrar la
solución a este aparente misterio, llegamos a la conclusión de que todos
aquellos santos que vivieron y murieron en las edades pasadas, han sido sepultados,
como todos los hombres, y permanecen en sus sepulcros hasta el día de la
resurrección, tiempo en que ellos y todos los santos de todos los tiempos
resucitarán para recibir su recompensa (Rev. 22:12; Mateo 16:27). Podemos ver
que el Apóstol Pablo en su carta a los Hebreos dice: “Conforme a la fe murieron
todos estos sin haber recibido las promesas, sino mirándolas de lejos, y
confesando que eran peregrinos y advenedizos en la tierra”, Hebreos 11:13.
En el verso 35 del mismo
capítulo, Pablo dice que muchos no aceptaron el rescate “para ganar mejor
resurrección”. Qué mejor resurrección pueden esperar, sino la que tendrá lugar
en la segunda venida de Cristo, cuando todos los que han sido aprobados por el
testimonio de la fe, que no recibieron las promesas, serán transformados a
“perfectos” (vea Hebreos 11:39-40), pues la perfección final vendrá con la
resurrección, para cambiar lo mortal por lo inmortal (Fel. 3:10-12; 1ª. Cor.
15:51-54; Hebreos 11:39-40).
“Y todos estos –sigue diciendo
Pablo- incluyendo a Enoc, Moisés y Elías, aprobados por el testimonio de la fe,
no recibieron la promesa” Hebreos 11:39 ¿Cuál promesa? “Y esta es la promesa,
la cual él nos prometió, la vida eterna” 1ª. Juan 2:25, y esta existió solo
hasta que vino el Salvador, quien “sacó a la luz la vida y la inmortalidad por
el evangelio”, 1ª. Timoteo 1:10. En consecuencia, ninguno de los Patriarcas del
Antiguo Testamento, ni ninguno de los santos pudo recibir la inmortalidad,
porque Jesús fue el primogénito, es decir, el primero que tenía que recibirla,
Colosenses 1:18; 1ª. Cor. 15:20. De tal manera que si Enoc, Moisés y Elías, no
recibieron la vida eterna necesariamente tuvieron que haber muerto. Esto es lo
que terminantemente sostiene pablo en Hebreos 11:13: “Conforme a la fe murieron
todos”, no dice a excepción de Enoc, Elías y Moisés.
Si esto es así, porqué en
Hebreos 11:5 dice que “Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte...?”
Claro!! Esto es una verdad. Pero es necesario que sepamos que el
término”traspuesto” o “trasladado” no significa ser removido de la tierra al
cielo sin haber muerto. Aquí tenemos esta declaración: “El Padre nos ha librado
de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su Hijo amado (Col.
1:13). Desde luego que esto no indica que hemos recibido la inmortalidad por el
hecho de haber sido trasladados, ni tampoco significa que no podamos recibir la
primera muerte, porque “se ha establecido que los hombres mueren una vez y
después el juicio” Hebreos 9:27.
¿Qué, entonces, significa que
Enoc “fue traspuesto para no ver muerte”? aquí, no se refiere a la primera
muerte, sino a la segunda (vea Apocalipsis 2:11), porque le mismo Maestro ha
dicho: “El que guardaré mi palabra, no verá muerte para siempre” Juan 8:51,
igualmente ha dicho a Martha: “Y todo aquel que vive y cree en mí no morirá
eternamente” Juan 11:26. Por todos estos pasajes podemos entender que la
promesa hecha a los creyentes que obedecen su palabra no se refiere a la
primera muerte , a la cual están sujetos los hombres sin excepción, por causa de
la consecuencia del pecado de Adán (Romanos 5:12), sino más bien se refiere a
la muerte eterna, a la muerte segunda, Rev. 20:14-15.
En esta forma, Enoc fue tomado
para no ver muerte, pero razonemos: Esta frase es condicional porque el verbo
hace referencia al futuro y no al pasado: no dice que él no vio muerte, sino
terminantemente dice “para no ver muerte”. Dios trasladó o removió a Enoc
después que este vivió trescientos sesenta y cinco años (Génesis 5:21-24). “Y
caminó Enoc con Dios y desapareció, porque lo llevó Dios”. Esta expresión
“desapareció” muchas veces está empleada en las Escrituras para designar a uno
que muere, veánse por ejemplo Génesis 43:13; Jeremías 31:15-17.
Con respecto a Elías también
está revelado en las Santas Escrituras que murió, porque “..así como el pecado
entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y la muerte así
pasó a todos los hombre, pues todos pecaron” Romanos 5:12, “De la amanera que
está establecido a los hombres que mueran una vez y después el juicio” Hebreos
9:27, “Así como en (o desde) Adán todos mueren...” 1ª. Cor. 15:22, “Murieron
todos estos...” Hebreos 11:13, “Pues nadie subió al cielo, sino el que
descendió del cielo..” Juan 3:13. Algunos otros testimonios similares enfatizan
esta verdad incontrovertible, Salmo 89:48, Eclesiastés 9:5.
El hecho de que Elías haya
subido en un carro de fuego al cielo donde está la atmósfera no es una prueba
que fue al cielo donde está el trono de Dios. Pues inclusive los hijos de los
profetas creyeron que Elías había sido puesto en otra parte, en otra ciudad,
2ª. Reyes 2:15-16. Veamos que Elías fue separado de Eliseo en los días en que
reinaba Ochosías, rey de Israel, estando como rey también en Judá, Josephat.
Pero cerca de diez años más
tarde de aquel evento, cuando Elías fue quitado de entre ellos, Jorám, que fue
elevado a la nobleza de rey del Judá por la muerte de su padre, este recibió
una carta de Elías con ciertas amonestaciones, 2ª. Crónicas 21:12-20.
En el margen del verso 12, en
las Biblias inglesas dice: “esta carta fue escrita antes de su muerte”. Jorám
era hijo de Josephat, aquel rey que reinaba cuando Elías fue arrebatado. Cuando
este muere, entonces Jorám, su hijo, sube al trono y el contenido de esta carta
de Elías dirigida a Joram (Versos 12-15) es una amonestación directa el rey
Joram y le predice Elías a Joram el futuro castigo que le vendrá a causa de su
impiedad. La expresión “fue escrita antes de su muerte”, es una prueba de que
Elías murió como todos los hombres (Heb. 11:13; 1ª. Cor. 15:22) y que resucitará
en la venida de Cristo juntamente con todos los que duermen en el polvo
(Hebreos 11,39 y 40).
Al presente algunos sostiene
que Moisés y Elías estuvieron físicamente en persona con Cristo en el Monte de
la Transfiguración (Mateo 17:1-9). Pero admitir que Moisés sí resucitó para
venir a presenciar esa escena, sería tanto como admitir que Moisés tuvo la
preeminencia y no Cristo. Leyendo col.1:18, hablándo de Cristo, dice que “para
que en todo tenga él el primado”. No ha habido ningún ser, ni Moisés ni ningún
otro santo que se haya levantado de los muertos para ostentar vida eterna antes
ni después que Jesucristo resucitará. Y como ilustración veamos la declaración
de Pablo: “Cristo había de padecer, y ser el primeros de la resurrección de los
muertos, para anunciar la luz al pueblo y a los gentiles” Hechos 26:23. “Mas
ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicia de los que durmieron fue
hecho” 1ª. Cor. 1:20; “Y él es la cabeza del cuerpo que es la Iglesia; él que
es el principio, el primogénito de los muertos, para que en todo tenga el
primado” Colosenses 1:18. De manera que en ningún Santo s ha cumplido la
promesa de la resurrección antes de la Segunda venida de Cristo. “Mas cada uno
en su orden: Cristo las primicias; luego los que son de Cristo en su venida”
1ª. Cor. 15:23.
En conclusión tenemos que
Moisés y Elías no se presentaron personalmente en la transfiguración, sino que
Cristo mostró a sus discípulos un cuadro ilustrativo de su reino que tendrá que
cimentarse de acuerdo a la promesa que les hizo cuando dijo: “De cierto, de
cierto os digo: Hay algunos de los que están aquí que no gustarán la muerte,
hasta que hayan visto al hijo del hombre viniendo en su reino” Mateo 16:28
Después de descender del monte
donde les ilustró brevemente su reino, Jesús les dijo: “No digáis a nadie la
VISION, hasta que el Hijo del hombre resucite de los muertos” Mateo 17:9. Ahora
entendamos lo que es una visión. Una visión no es una realidad, sino una
apariencia sobrenatural o cuadro de alguna cosa empleada para revelar el
futuro. De modo que lo ocurrido, no fue una realidad física, sino simplemente
una visión mediante la cual el maestro quiso mostrar a sus discípulos la
semejanza de su reino o naturaleza.
Moisés y Elías estarán en el
reino después de la resurrección, ya que pablo dice que Moisés no ha
resucitado, ni recibido su promesa, no obstante que rechazó los tesoros de los
egipcios. Él espera la venida de Cristo para que junto con los Santos reciban
la resurrección. Léanse los textos Hebreos 11:13, 369, 40; Apocalipsis 22:12;
Lucas 14:14; 1ª. Tesalonicenses 4:13-18; Juan 5:25-29.
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